22 jul 2011

Están apareciendo en  diferentes medios de comunicación  una serie de anuncios en donde  niños y niñas  hacen llamados para  consumir   alimentos  y bebidas chatarra.  Estos alimentos se caracterizan por tener muy bajo o nulo  contenido nutricional y suelen estar  cargados   de  grasas  saturadas trans, total o parcialmente  hidrogenadas,  siendo muy dañinos para la salud, especialmente para los niños.   La Organización Mundial de la Salud, OMS, ya ha expresado su preocupación por esta publicidad dañina.  Si  desde  temprana edad se  consumen regularmente estos alimentos lo más probable es  que cuando adultos se sufra alguna enfermedad cardiovascular, obesidad o desnutrición, u otra serie de consecuencias negativas para la vida.   Hay estadísticas muy preocupantes sobre la creciente obesidad en los niños, nuestro país no es la excepción, y esto es causado  en gran parte según informes científicos, por la ingesta de estos productos.  Muchos de estos  alimentos están prohibidos por leyes de la seguridad alimentaria en muchos países.
La   Organización Mundial de la Agricultura y la Alimentación, FAO, considera que se debe tener mucho cuidado con su ingesta, y que los países deben regular su consumo y publicidad sobretodo cuando se utilizan  niños y niñas como sucede en nuestro país. Dinamarca y Suiza van a la cabeza en su prohibición, y muchos países están analizando también su interdicción definitiva para salvaguardar la salud de sus habitantes.  Por favor si el gobierno no los prohíbe ya que en nuestro país aun no  leyes sobre  seguridad alimentaria,  por lo menos que  sugiera a las empresas que  no se valgan de los niños y niñas en la publicidad para fomentar el consumo de  los producto chatarra que producen: colas, boquitas, margarinas, sopas en sobre.    La Dirección General del Consumidor debería  intervenir urgentemente para que esta clase de abusos cese definitivamente, la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos igualmente.   Las corporaciones  deberían ser más éticas en este campo  y no utilizar a niños y niñas en este tipo de publicidad, y por lo menos deberían advertir en letras grandes, legibles, que su consumo en exceso daña la salud para que los maestros y  padres de familia estén atentos y sabedores del riesgo a que se exponen los menores de edad con su ingesta.  

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