9 dic 2010


Oh Sweet Nuthin’ es la nueva exposición en solitario de Aldo Chaparro (Lima, 1965) en la galería OMR. Es la segunda vez que el peruano toma la galería para él solo, antes lo hizo con la excelente It Must Be Nice to Disappear del 2008.
Oh Sweet Nuthin’ continúa con los mismos temas y obsesiones que Chaparro ya había expuesto en el 2008 y con los que lleva años trabajando: las frases de efecto del rock, los colores de la publicidad, la banalidad y el diseño, siempre el diseño como el hermano invisible del arte.
Lo que anima a Oh Sweet Nuthin’ es sobre todo, el uso artístico de la cultura pop en un momento en que ya toda cultura es pop. Hay referencias al rock, al cine y también al propio mundo del arte.
Andy Warhol estaría orgulloso de Oh Sweet Nuthin’ por muchas razones. La más evidente es el nombre de la exposición, título de una canción de The Velvet Underground, grupo de rock creado por Andy Warhol. Pero a Warhol también le habrían encantado los guiños al diseño publicitario de algunas de la obras de Chaparro. “El diseño es el arte para todo mundo. Una Coca es buena y todas las Cocas son buenas y eso lo sabe Elizabeth Taylor, el Presidente y también un vagabundo”, decía Warhol.
Hoy el diseño, que Chaparro llama el arte invisible (porque está hecho para funcionar, no para ser notorio) ha ocupado espacios antes sólo permitidos a las artes plásticas tradicionales. En Oh Sweet Nuthin’ nos reciben un pavorreal disecado y unas estructuras metálicas que asemejan hojas de papel arrugado. También parecen vestidos de noche o trajes de drag queen que evocan un mundo sensual y decadente. En otra esquina, una escultura en forma de palabras: “Richard Prince’s Brooke Shields”, un guiño a aquella polémica obra de Richard Prince, la fotografía de Brooke Shields a los 10 años de edad, desnuda.
Con las texturas, los textos, frases de películas hollywoodenses y de canciones de rock sin más referencias que el propio texto se reproduce en cuadros de mediano y gran formato. El objetivo es descontextualizar una frase pop y liberarla de su significado cultural.
En algunos casos es imposible. Los cuadros “How does it feel” o “Show me, show me, show me how you do that trick” llevan la impronta de Bob Dylan y de The Cure. Y “When a unstoppable force meets and immovable object” es demasiado rebuscada para no recordar al Guasón en El caballero de la noche diciéndola entre carcajadas.
En otros cuadros, como “It’s beyond my control” y “Fade to gray”, el efecto se logra: el significado se pierde, sólo quedan las palabras y su capacidad estética. El más impresionante: “You”, a colores, sin nada más alrededor.
Lo más interesante de la breve exposición es el salón final en el que están disponibles al visitante los libros y revistas que han influido en la obra de Chaparro. Es el arte pop como lo soñó Warhol, aquel en el que toda referencia cultural a la que haya estado sometido el artista forma parte de la obra.

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